La revista mexicana Emeequis revelò que Marcial Maciel ademàs de pederasta, abusador sexual de sus propios hijos y pupilos en la Legiòn de Cristo era soplòn de Gobernaciòn (Ministerio del Interior) en la oscura y temible època del Partido de Estado. El fundador de los Legionarios de Cristo pasaba informaciòn a agentes de la represora Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS) y al secretario de Gobiernaciòn, Mario Moya Palencia, quien tambièn fungiò como embajador en Roma, a quien conocimos por sus malas artes represoras.
En el artìculo de Jacinto Rodrìguez Munguìa en Emeequis se da a conocer un cable de un agente de la desaparecida DIPS en la que informaba que Marcial Maciel decìa que en Roma los Jesuitas adoctrinaban “en el comunismo, maoísmo y técnicas de subversión…” a sus estudiantes.
“Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo se convirtieron en aliados y colaboradores de los políticos, del entonces presidente Luis Echeverría Álvarez”, afirma Jacinto Rodrìguez Munguìa, quien tambièn puntualiza, citando cables en su poder, que Marcial Maciel “entregó datos y nombres precisos; entregó a la policía política mexicana los nombres de personas concretas para que fueran vigiladas y espiadas”.
En pocas palabras, Marcial Maciel fue una oreja, espìa del Gobierno Mexicano, en su època màs autoritaria y oscura. Cabe preguntarse si era el ùnico en la Legiòn que desarrollaba ese tipo de “trabajo” sucio, al servicio del poder en Mèxico.
Pero hay màs detalles. Dice Jacinto Rodrìiguez Munguìa que Marcial Maciel y el hoy cardenal decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano “compartían una animadversión: el comunismo”. Ademàs de amistad y se dice, inclusive riquezas.
En efecto. “Mientras Maciel delataba a los jesuitas por presuntamente trabajar en favor de los subversivos (término aplicado en esos años a los guerrilleros), Ángelo Sodano hacía su parte, respaldando y legitimando la dictadura militar de Augusto Pinochet”.
El tema de la falta de una comisiòn de investigaciòn sobre los abusos y delitos cometidos por el fundador de la Legiòn de Cristo y muy probablemente por otros miembros de dicha organizaciòn mexicana tan influyente en Roma y en Mèxico, no ha sido afrontado por ningùn cardenal mexicano. Mucho menos por Norberto Rivera Carrera, quien desde siempre lo encubriò, agrediendo y acusando a los periodistas que en esa època se la jugaron revelando la miasma podrupta que albergaba tras su sotana Marcial Maciel.
Ni siquiera el cardenal mexicano Robles Ortega se distinguiò por su distancia del Fundador de la Legiòn de Cristo, tan en boga entre algunos vaticanistas y editorialistas italianos en los dìas del cònclave en un afàn de confundir a la opiniòn pùblica al mencionarlo como “Papable”.
El periodista mexicano, Ciro Gòmez Leyva recuerda un capìtulo interesante sobre Norberto Rivera, que vale la pena recordar, en los tiempos en que se empezaba a hablar de los abusos sexuales de Marcial Maciel: “El entonces reportero de La Jornada Salvador Guerrero Chiprés esperó a que concluyera la misa que celebró el arzobispo primado y cardenal Norberto Rivera para pedirle una opinión sobre el caso del fundador y guía de los Legionarios de Cristo. Mayo de 1997.Con una insolencia antagónica a la humildad católica, Norberto le encajó a Salvador frente a todos: “¡Las acusaciones son totalmente falsas, son un invento, dinos cuánto te pagaron a ti!” Jamás pidió una disculpa pública”.
Con esa cara dura que lo caracteriza, Norberto Rivera Carrera atacò, un dìa antes de ingresar en la Sixtina, a la SNAP, la organizaciòn estadounidense de vìctimas de sacerdotes abusadores sexuales, por haberle exigido no participar en la elecciòn del nuevo Pontìfice.
En realidad la turbia historia de Marcial Maciel fue escondida a lo largo de dècadas, ya que los mismos Jesuitas lo expulsaron desde que intentò ingresar en Espa ña en sus filas antes de crear la Legiòn de Cristo, màquina de hacer dinero para la Iglesia Catòlica. La pregunta que queda en el aire es el si el Papa Francesco harà algo por limpiar a una orden religiosa conocida ademàs por su teologìa a favor de los que màs tienen. Nada que ver con una Iglesia pobre para los pobres.
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